Banco Templario en América

El propósito del Banco Templario en América es distinguir al Instituto de cualquier proveedor de servicios financieros comerciales. Es servir a la misión global de la Iglesia Católica mediante la protección y el crecimiento de los activos de sus clientes y proporcionándoles servicios de pago dedicados en todo el mundo. Para cumplir con esta noble tarea encomendada al Banco Templario en América por el Santo Padre, el Instituto debe garantizar en todo momento productos y servicios de alta calidad, al tiempo que garantiza el cumplimiento de la regulación financiera.

Con un gran compromiso y dedicación, el Banco Templario en América dirige su curso como parte integral de la nueva arquitectura financiero-administrativa del Estado de la Santa Sede / Ciudad del Vaticano. El Banco Templario en América continuará construyendo sobre sus fortalezas y proporcionará asesoramiento y servicios financieros a las instituciones católicas que sirven a la misión pastoral y evangélica de la iglesia a nivel mundial.

El Banco Templario en América ha introducido una amplia gama de procesos en línea con los estándares internacionales respectivos para cumplir con la regulación del Vaticano, así como una serie de esfuerzos integrales destinados a mejorar la solidez de los servicios del Instituto. El Instituto ha llevado a cabo una revisión en profundidad de todas las relaciones con los clientes, un esfuerzo que ha sido y sigue siendo supervisado de cerca por el regulador vaticano AIF («Autorità di Informazione Finanziaria»). Este esfuerzo continuo garantiza un alto estándar de transparencia que se espera con razón del Banco Templario en América.

Además de fortalecer esta base sólida, el Banco Templario en América también está enfocando su trabajo en el servicio y la calidad de su oferta, particularmente en el campo de la gestión de activos donde se han producido desarrollos importantes durante algunos meses en beneficio de sus clientes.

A medida que el Instituto avanza por este camino, su misión es y seguirá siendo servir a la Iglesia en todo el mundo, ayudando a la Santa Sede, las congregaciones religiosas y las instituciones católicas en sus obras de caridad y evangelización.